viernes, 5 de febrero de 2016

el rol en el colectivo social

 ROL EN EL COLECTIVO SOCIAL
     Se refiere al conjunto de normas, comportamientos y derechos definidos social y culturalmente que se esperan que una persona (actor social) cumpla o ejerza de acuerdo a su estatus social adquirido o atribuido. En todo grupo hay miembros de diversos status, unos de rango superior y otros de rango inferior y a cada status corresponde un rol, es decir, un determinado comportamiento en presencia de otros. Así pues, el rol es la forma en que un status concreto tiene que ser aceptado y desempeñado por el titular.
     Algunos status conceden al titular ciertas inmunidades al desempeñar el rol, como por ejemplo, al enajenado mental se le permiten comportamientos que no se les permiten a otras personas. Si el individuo no desempeña su rol de la forma esperada, puede tener riesgo de exponerse a sanciones.
     También refiere al conjunto de expectativas que comparten los miembros de un grupo en relación con el comportamiento de una persona que ocupa una determinada posición dentro del mismo grupo. En otros términos, "el rol social da cuenta de cualquier conjunto de conductas y comportamientos que una persona exhibe de modo característico dentro de un grupo" (Hare, 1962, p. 156).
     Juego o set de roles (del inglés role set) se refiere al repertorio de relaciones funcionales que una persona establece y representa con otros actores sociales en situaciones determinadas. Una persona puede ser un empleado de una tienda, capitán del equipo de fútbol del barrio, compañero de trabajo y padre y todo eso serían funciones sociales.

Formas de caracterizar el rol social serían:

-   El rol social es aquella pauta de comportamientos esperados de alguien que ocupa una posición determinada dentro del grupo. Confirma o no las expectativas que se tienen al respecto.
-   Un rol social refiere a un conjunto de actividades concretas y necesarias para poder desempeñar un específico y concreto cometido social.
-   El rol social consiste, justamente, en una serie de acciones específicas, diferentes y estrechamente vinculadas a cada rol social que interpretamos.
-   Cumplir un rol social supone comportarse y asumirlo según los patrones, las pautas o las normas determinadas y asociadas exclusivamente a él.
La experiencia personal es muy importante al ir definiendo, poco a poco, nuestro propio e intransferible rol social; no obstante, existen también algunas fuentes de donde obtenemos información sobre el modo de ir conformando nuestro repertorio de roles. Dichas fuentes son esos famosos agentes sociales:
1.      La escuela.
2.      La familia.
3.      Los medios de comunicación.
4.      El contexto laboral.

Importancia de los Roles en la Vida Social
     Resulta evidente que, para la dinámica de grupos, la cuestión del rol social adquiera mucha importancia, no sólo porque sea la consecuencia del lugar que una persona ocupa en el interior del grupo, sino también porque este tema sugiere conceptos que no sólo son interesantes para la psicología, sino que lo son también para la sociología de las organizaciones, como, por ejemplo, el tema del liderazgo.
     Por esa razón no podemos quedarnos únicamente con la idea de que el rol social se limite a aquellas pautas que orientan nuestro comportamiento, o al conjunto de conductas que se contempla de un rol específico. Es verdad que hace referencia a eso, pero también es necesario considerar que el rol social contempla lo siguiente:
-   La movilización de un repertorio de comportamientos.
-   Una manera particular de relacionarnos.
-   El uso y utilización de un lenguaje concreto.
-   La incorporación de unos determinados hábitos.
Lo anterior es verdad e incluso podemos afirmar que constituye la base del entendimiento de lo que significa el rol social para una disciplina como la psicología. Pero, no obstante, el rol social además implica:
-   Hacer el rol cada vez más propio para quien lo ejecuta.
-   Apropiarlo con las propias palabras de quien lo ejecuta.
-   También significa consolidarlo y visualizarlo en las relaciones.
    
Lo que queremos decir con lo anterior es que el rol social se elabora, se experimenta y se apropia. En otras palabras, los roles, una vez que nos los ponemos encima, los hacemos nuestros, nos los apropiamos y los ejecutamos como creemos que es mejor. Con todo esto y por lo demás, queremos afirmar aquí que los roles sociales son construidos y constructores.
     El rol social configura a quien lo ejecuta así como el rol que ejecuta. Lo cual explica por qué actuamos de diferente forma en un mismo rol o cómo un rol es ejecutado de distinta manera por diferentes personas. Cada uno/a ha realizado su propia construcción de algo que ya estaba construido en la sociedad. Por ello pueden existir roles autoritarios, participativos, etc., en diferentes magnitudes.
     El párrafo anterior constituye una visión claramente psicosocial del concepto de rol social, ya que deja de lado la idea, bastante común, de que un rol social sólo haga referencia a unas pautas que guíen u orienten el comportamiento. Bien es cierto que ésa es la parte que se encuentra más en la superficie y por tanto la que parece más evidente al ejecutar un rol social. Pero debemos considerar que, una vez que ejecutamos un rol, y a medida que lo vamos haciendo nuestro, éste nos permite relacionarnos de una forma determinada con las demás personas. Asimismo, y tal y como apunta Vázquez:
"... asumir un rol implica hacerlo cada vez más propio, más nuestro. En otras palabras, consolidarlo y hacerlo vivo en las relaciones. Los roles no comportan sólo el desarrollar determinadas acciones sino que, simultáneamente, implican la elaboración, la experiencia y la expresión de las emociones y actitudes correspondientes. Es decir, son construidos, pero también son constructores". (P. 34).
     En la medida en la que representamos o ejecutamos un rol social, pasamos a convertirnos en parte de dicha ejecución. Pero en este apartado también debemos considerar una característica muy particular de la situación: la que hace referencia al contexto de interdependencia. Este contexto implica que, tal y como ya se apuntó anteriormente, el rol social requiere de una situación social. Dicha situación social se crea o se mantiene o incluso se perpetua o se transgrede y cambia en la medida en la que un rol social se ejecute en relación con otro rol social. En este sentido, el contexto de interdependencia quiere decir de reciprocidad:
-Un padre o una madre requieren un/a hijo/a para ejecutar un rol y viceversa. Ambos roles crean, entre otras cosas, una determinada relación paterno-filial.
-Un/a profesor/a se complementan cuando ejecutan su rol frente a los/as alumnos/as, creando con ello, por ejemplo, una situación de clase, bien autoritaria, bien participativa, sumisa, etc., o como esos roles construyan su situación social.
     La interacción social de los roles contribuye no sólo a definir la situación social, sino que, al mismo tiempo, permite definir los roles que entran en juego; por tanto, el rol social no depende exclusivamente de la persona que lo ejecuta, ni tampoco del contexto en concreto, sino que también requiere de la situación que entre todos los elementos propician. Ésta es la razón por la que podemos afirmar que los roles sociales son interdependientes.
           

PILARES PARA LA DISCUSIÓN
1. CAMPO:
     En la sociología de Pierre Bourdieu, un campo es un espacio social de acción y de influencia en el que confluyen relaciones sociales determinadas. Estas relaciones quedan definidas por la posesión o producción de una forma específica de capital, propia del campo en cuestión. Cada campo es en mayor o menor medida autónomo; la posición dominante o dominada de los participantes en el interior del campo depende en algún grado de las reglas específicas del mismo. El conjunto estructurado de los campos, que incluye sus influencias recíprocas y las relaciones de dominación entre ellos, define la estructura social.
     Un campo es un sector determinado de la actividad social (estructuras simbólicas); ejemplos específicos de campos analizados por  Bourdieu  o sus discípulos han sido el arte, el sistema educativo, los medios de comunicación de masas o el mercado de la vivienda.
      En cada uno de estos sectores, los individuos participantes desarrollan actividades como por ejemplo la producción de obras de arte o la gestión de galerías de arte, pero también la crítica artística, la visita a museos, las conversaciones sobre arte o la posesión de objetos más o menos artísticos  en las que ponen en juego los recursos de los que disponen sus habilidades para hacer, entender o apreciar lo artístico, buscando obtener los bienes que sólo este campo específico puede proveer.
     La noción de campo está fundada sobre la teoría marxista de que la sociedad está definida por la lucha de clases; aunque se aparta en numerosos puntos cruciales del marxismo,  Bourdieu  conserva el principio de que las divisiones sociales no son posiciones continuas sobre una gradación numérica en que los ricos se distinguirían de los pobres simplemente por poseer una mayor cantidad de dinero sino relaciones estructuradas entre distintos roles en las actividades de producción, distribución y consumo, que se determinan mutuamente. La forma específica de esas determinaciones está dada por las reglas o principios del campo.

2. HABITUS:
Principio de generación y percepción de las prácticas.

     El concepto de habitus constituye en la construcción teórica de Bourdieu una especie de bisagra, en la medida que: "... permite articular lo individual y lo social, las estructuras internas de la subjetividad y las estructuras sociales externas, y comprender que tanto éstas como aquellas, lejos de ser extrañas por naturaleza y de excluirse recíprocamente son, al contrario, dos estados de la misma realidad, de la misma historia colectiva que se deposita y se inscribe a la vez e indisociablemente en los cuerpos y en las cosas".
      Podría decirse que el HABITUS se trata de aquellas disposiciones a actuar, percibir, valorar, sentir, y pensar de una cierta manera más que de otra, disposiciones que han sido interiorizadas por el individuo en el curso de su historia. El habitus es pues, la historia hecha cuerpo.
     Producto de la historia, es lo social incorporado - estructura estructurada - que se ha encarnado de manera durable en el cuerpo, como una segunda naturaleza socialmente constituida. Como interiorización de la exterioridad, el habitus hace posible la producción libre de todos los pensamientos, acciones, percepciones expresiones, que están inscriptas en los límites inherentes a las condiciones particulares - histórica y socialmente situadas - de su producción.
     El habitus es, por un lado, objetivación o resultado de condiciones objetivas y, por otro, es capital, principio a partir del cual el agente define su acción en las nuevas situaciones que se le presentan, según las representaciones que tiene de las mismas. En este sentido, puede decirse que el habitus es a la vez, posibilidad de invención y necesidad, recurso y limitación.
  
  Habitus y práctica: el sentido de la práctica y la práctica como estrategia.

     El sentido práctico implica el encuentro entre un habitus y un campo social, es decir, entre la historia objetivada y la historia incorporada. El sentido práctico tiene una lógica propia, que es necesario aprehender para poder explicar y comprender las prácticas. La lógica de la práctica es una lógica paradójica: lógica en sí, sin reflexión consciente ni control lógico. Es irreversible, está ligada al tiempo del juego, a sus urgencias, a su ritmo; está asociada a funciones práctica y no tiene intereses formales: quien está inmerso en el juego se ajusta a lo que prevé, a lo que anticipa, toma decisiones en función de las probabilidades objetivas que aprecia global e instantáneamente, y lo hace en urgencia de la práctica." (Bourdieu, P., 1980).
     El habitus como sentido de juego, es juego social incorporado, vuelto naturaleza. Al hablar de juego, Bourdieu se refiere a una actividad regulada, que obedece a ciertas regularidades sin ser necesariamente el producto de la obediencia a reglas. Para comprenderlo, distingue diferentes significados del término regla. Uno de ellos se refiere a un principio de tipo jurídico más o menos conscientemente producido y dominado por los agentes, como las distintas normas que regulan los comportamientos sociales, que constituyen el punto de partida de ciertas perspectivas de análisis. Otro significado en cambio, alude a regularidades objetivas que se imponen a todos aquellos que entran en un juego.
     Dentro del contexto de este segundo significado es que hay que entender la noción práctica en términos de estrategia, como desarrollo activo de líneas objetivamente orientadas, que obedecen a regularidades y forman configuraciones coherentes y socialmente inteligibles.
      El habitus constituye un sistema de disposiciones durables, pero no inmutables. Mediante un análisis reflexivo de los condicionantes objetivos de las propias prácticas, el agente social puede permitirse trabajar para modificar sus percepciones y representaciones de los condicionantes externos de sus prácticas y de ellas mismas y por lo tanto elaborar estrategias diferentes de acción.
"El habitus que es el principio generador de respuestas más o menos adaptadas a las exigencias de un campo es el producto de toda la historia individual pero también, a través de las experiencias formadoras de la primera infancia, de toda la historia colectiva de la familia y de la clase" (Bourdieu, 1988).
 
3.      POSICION:
     Teniendo en cuenta que un campo social es un espacio estructurado en posiciones, por POSICION podría definirse como el lugar ocupado en cada campo en relación con el capital específico que allí está en juego. Estas posiciones no hacen referencia a lugares funcionalmente definidos en las organizaciones, por lo tanto no suponen necesariamente la existencia de una organización formal. Estas posiciones son relativas e implican la puesta en marcha de un pensamiento relacional. Cada una se define en relación a las demás posiciones que constituyen un campo específico y por lo tanto el hacer referencia a una determinada posición implica siempre la referencia al sistema de relaciones en el cual está inserta.  La referencia a dicho sistema supone el análisis sincrónico (posiciones y relaciones entre posiciones en un momento histórico determinado) y diacrónico (las definiciones y redefiniciones de las posiciones en la trayectoria del campo).
     Dichas relaciones son básicamente relaciones de poder, relaciones de dominación-dependencia, que se establecen entre los agentes que entran en competencia y en lucha por el capital que se disputa en cada campo. Estas relaciones de fuerza se establecen entre posiciones sociales y no entre individuos.
     En este sentido, aparece claro que un primer principio de estructuración de prácticas sociales está constituido por la posición ocupada. Puede decirse entonces que la toma de posición depende de la posición que se ocupa y que los puntos de vista son vistas tomadas a partir de un punto.
     En realidad el espacio social es un espacio pluridimensional, un conjunto de campos relativamente autónomos, es decir, más o menos fuerte y directamente subordinados en su funcionamiento y sus transformaciones al campo de la producción económica, en el interior de cada uno de los subespacios, los ocupantes de las posiciones dominantes y los de las posiciones dominadas se comprometen constantemente en la lucha de diferentes formas (sin constituirse necesariamente por eso como grupos antagónicos). (Bourdieu, P. 1985).
     Sin agotar un análisis de la diversidad de posiciones que se pueden dar en las organizaciones sociales, J.R. Nebot distingue las siguientes: Central, bisagra, lateral, cerrojo.
     La posición central, es la concebida por la autoridad. Es el lugar por excelencia de lo que convoca e invoca, a su vez es la que regula los principios de equivalencia. Dentro del sistema su fuerza es la ley, la que a partir de su rúbrica permite el agenciamiento de lo instituido en el terreno institucional. Es la posición central la de mayor impacto en el imaginario social.
     La característica de la posición central es su universalización creciente en los sistemas organizacionales: de características piramidales y la relación de vertical y horizontal que provoca en los ámbitos grupales e institucionales.
     La posición lateral, funciona en los intersticios de las instituciones, corredores, boliches, los efectos colusivos y de complicidades se dan, en estos espacios. Producen mucho poder o fuerza en el sentido de la construcción de un sistema de complicidades múltiples que se agencia en los colectivos. No respeta jerarquías, ni instituidos y fueron descriptos por Foucault como una serie compleja de ilegalismos, normas, hábitos y usos de costumbres fácticas en lo que se ha llamado como cultura organizacional. Lugar de vínculos de cargas y descargas libidinales, su agenciamiento básico es el poder de lo fáctico. En cualquier análisis más o menos profundo de la dinámica de toma de decisiones esta posición aparece irremediablemente. Sus características esenciales son: la velocidad de acción, inmediatez, en el sentido práctico, en lo discursivo es la queja - como dispositivo semiótico de control- el chisme y el rumor.
     El accionamiento de esta posición genera efectos de alta transversalidad, e introduce una dimensión de lógicas prácticas que puede llevar en algunos casos a abrumar al colectivo. En otros aspectos colinda con la transgresión, con el armado del secreto y la conspiración.
     La posición bisagra, su característica básica es la regulación de campos de lógicas de producción disimiles. Su relación de poder es la resultante de la colisión de fuerzas diferentes. Su articulación esencial es la representatividad. Los agentes, o grupos que asumen dicha posición se caracterizan por el lugar de representación al interno de todo colectivo, pero al articular formas diferenciadas de producción, sin quererlo el dispositivo les adjudica la función de determinación, de la hegemonía de fuerzas. De allí la fenomenología de la posición, es el negociador nato. La negociación es el producto de la medición del eje de fuerza, esto es, es una resultante. La resultante no quiere decir síntesis. En el campo institucional no hay síntesis. Por lo contrario hay hegemonías e imposiciones de fuerza, y la posición bisagra determina el estilo de dicha imposición y diseña el campo de estrategias fácticas en el terreno institucional.
     En la posición cerrojo nos encontramos con la característica de que regula un quantum de energía de fuerza que desarrolla el dispositivo. Esto es, marca una frontera, limita, designa entradas y salidas, establece controles de calidad, maneja ingresos y egresos. Por su accionar permite dar cuenta del grado de transversalidad del dispositivo. Funciona como fusible en situaciones de crisis, y generalmente, es un mediador y filtro de la demanda institucional a la posición central. Está ligado al desarrollo de estrategias económicas y financieras de consecución de bienes materiales y fácticos. El cerrojo es muchas veces el vigilante del proyecto institucional. Establece en la mayoría de los casos un panóptico en lo interno de los agrupamientos humanos.
     Ahora bien, las cuatro posiciones se relacionan en un campo especifico, se complementan o divergen entre sí. No coinciden en la mayoría de los casos - con ningún organigrama- sino que son móviles y los sujetos dentro del colectivo pueden asumir diferentes posiciones. Si éstas se cristalizan estamos en presencia de un mecanismo o dispositivo rígido, que denominamos aparato a semejanza de lo que podríamos llamar roles. Los aparatos son posicionamientos estereotipados, con escasa o nula transversalidad, en el terreno empírico.
     El concepto de posición nos permite diseñar un mapa de poder, su relacionamiento y articulación de fuerzas. Los agentes sociales asumiendo las posiciones, se "posicionan", es desde allí que precipitan actos y discursos, diferenciados.


 Problemas de intervención social.
     Cuando la omnipotencia del rol es superada por la complejidad de las demandas de acción. Tradicionalmente, los profesionales intervienen en el espacio social - incluidos los trabajadores sociales- ya sea para implementar programas o proyectos generados por las políticas públicas o para desarrollar sus trabajos y acciones institucionales. Generalmente esta intervención, sin excepción de personas o diferencias teóricas, se realiza desde el supuesto de que las poblaciones con las que se trabaja son el objeto de intervención.
     Así desde el paradigma clásico de las diferentes disciplinas de las Ciencias Humanas y Sociales la intervención se planifica a partir de un diagnóstico estático, externo y aéreo que muestra sólo la dimensión enferma o carente de una población y alimenta la ilusión de que el saber científico y académico es la única posibilidad de resolver estos problemas. Desde la perspectiva de las redes sociales la intervención en el espacio social es concebida de manera diferente.
     En principio, y siguiendo a Bourdieu, se considera que el espacio social está conformado por diferentes campos sociales que se presentan como sistemas de posiciones y de relaciones entre estas posiciones. Estas posiciones son relativas e implican la puesta en marcha de un pensamiento relacional. En este sentido, aparece claro que un primer principio de estructuración de prácticas sociales está constituido por la posición ocupada. Puede decirse  entonces que la toma de posición depende de la posición que se ocupa y que los puntos de vista son vistas tomadas a partir de un punto. Esta consideración es importante, ya que plantea dos aspectos fundamentales de la perspectiva desde las redes sociales. Por un lado, al concebir el espacio social como un entramado de relaciones que conforman diversos y heterogéneos sistemas dinámicos y no como algo estático y cuadriculado desde fuera, "existe la posibilidad de generar acciones que permitan mantener, ampliar o crear alternativas deseables para los miembros de los colectivos sociales participantes y además cuanto más se abran esas alternativas, más verán los miembros de esas organizaciones sociales que la experiencia de una intervención contribuye a la construcción solidaria de su "red" y más se verán a sí mismos como participantes reflexivos y no como el "objeto social" de una "masa humana". Desde la perspectiva de las redes sociales, un diagnóstico es un plan de acción sobre la problemática por resolver y que obviamente ya incluye el estudio de la situación social que la contiene.
     Por otro lado, el tema de concebir el espacio social como un sistema de posiciones relativas y dinámicas y no de individuos ubicados jerárquicamente en una estructura social estática, permite cuestionar "la posición" hegemónica, tradicional del profesional en el proceso de intervención. En este sentido, la perspectiva desde las redes sociales incluye el concepto desarrollado por la cibernética de segundo orden y aplicado a las ciencias sociales por el filósofo alemán H. Von Foerster de lo que se ha denominado "sistemas observantes" en contraposición al concepto de "sistemas observados" propuesto por el paradigma racional - cartesiano. La noción de sistemas observantes permite pensar en la interacción entre el que supuestamente "observa" y el que supuestamente es "observado" lo cual permite la generación de propuestas desde puntos de vistas Estos dos aspectos de la intervención desde la perspectiva de las redes sociales nos permite plantear lo siguiente:

Alternativas que permiten resoluciones originales de problemas.
Toda intervención en un sistema social pasa a formar parte de una historia que ya está en curso, que ya empezó, que no comienza cuando nosotros llegamos a intervenir. No es nuestra intervención en el sistema la que genera al sistema. Parecen ilustrar lo antedicho las palabras de W. Barnett Pearce al plantear que " el mundo social consiste en actividades. Nacemos y nos incluimos en pautas de interacción social semejantes a juegos que nosotros no hemos iniciado. Los escuchamos, comenzamos a sentirnos poderosamente involucrados, aprovechamos la oportunidad de participar, y al fin partimos, pero las conversaciones siguen. Creo que esa es la sustancia del mundo social.
 - El que interviene no es un ser abstracto con posibilidades de observación objetivas. La misma condición se aplica a todos los participantes del sistema, aunque las jerarquías diversas generadas en el curso de la organización formal del mismo puedan terminar acallando esa condición ética esencial de todo participante: el ser poseedor de una voz singular, única, irremplazable.     
     Pensando específicamente en el "rol" del trabajador social, se parte de la creencia de un mejor desempeño de los equipos interdisciplinarios que de las intervenciones realizadas por profesionales aislados, ya que junto con la perspectiva de los demás agentes, incluidos los que demandan del ejercicio profesional, posibilitan cooperar en abordajes más integrales de la Cuestión Social, como así también, a una mayor contribución al fortalecimiento de la Sociedad Civil. Lo propuesto anteriormente no significa en absoluto la creencia de que todos los saberes, conocimientos y habilidades son iguales en el sentido llano del término, sino que justamente su diversidad junto con el respeto hacia los demás y un compromiso para desarrollar la acción, enriquecen y favorecen las prácticas sociales y la producción de subjetividad de los hombres/mujeres.
     Es decir que la noción de "Rol" desde la perspectiva de las redes sociales no existe como construcción a priori a la intervención. Es en dicho proceso que vamos construyendo posicionamientos que no son ni rígidos, ni puros sino que son flexibles y con matices diferentes de acuerdo a la demanda en el momento y lugar determinado por la problemática en juego.
     La noción de práctica es preciso comprenderla en términos de estrategias, como desarrollo activo de líneas objetivamente orientadas que obedecen a regularidades y forman configuraciones coherentes y socialmente inteligibles. Es a partir del análisis de los condicionamientos objetivos del campo y del análisis de la demanda que el trabajador social debe construir estrategias relacionales de acción. Éstas sí pueden ser educativas, promocionales, asistenciales, sin que impliquen la cristalización en un rol específico y predeterminado.



 REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA
Vázquez, F. (1997). Objetivos y medios en la investigación psicosocial. Documento de trabajo Unidad de Psicología Social. Universidad Autónoma de Barcelona.




Reflexión

   La sociedad cumple un papel trascendental en el desenvolvimiento de un individuo. Cada acción llevada a cabo por el mismo, determina su posición u status que debe cumplir en este sistema tan complejo para los seres humanos, donde dependiendo de sus habilidades, destrezas, aptitudes y experiencias van modificando su enseñanza y aprendizaje sobre cada vivencia y sus consecuencias. El hombre forma parte fundamental en su entorno social, partiendo de su formación educativa, cultural y laboral entre otros factores el hombre puede vivir y adaptarse a cualquier ambiente. La familia es la matriz de cualquier sociedad siendo la primera que imparte educación, asumiendo reglas y conductas impuestas y aprendidas por medio de los padres que se convierten en el ejemplo a seguir. Por ello, se dice que la familia es un núcleo universal, acompañado también de la escuela que es la que refuerza y complementa los conocimientos aprendidos por el hombre dentro de su ambiente familiar, moldeando todas aquellas conductas que detone mejor su desarrollo, siguiendo del mismo modo normas obligatorias para la consolidación en su sociedad.
El rol social que desempeña el individuo, origina una temática que posiciona su espacio de líder ante una sociedad  dentro de su ámbito geográfico y la influencia que este tiene en cada momento de su vida diaria, siempre y cuando éste siga las normas que exige su comunidad de lo contrario será juzgado como alguien no grato perdiendo su status y armonía social.
 Un individuo con una estabilidad en la sociedad será más productivo y próspero, llevara mejor la batuta de líder donde aplicara sus conocimientos y aprendizajes a un nivel superior. Un papel protagónico  en la sociedad humana requiere de seguir diferentes elementos que ayuden a entender las situaciones vividas y requeridas para encajar en la sociedad. Considerando que la configuración de los procesos e interacciones sociales está dada por todo el sistema de pautas-normas-valores y reglas establecidas social y culturalmente por la sociedad. Justamente, al respecto nos refieren Peter Berger y Thomas Luckman en su propuesta teórica “La construcción social de la realidad”, que la realidad se construye socialmente. Por tanto, se concibe como aquellos fenómenos que son externos a los sujetos, es decir, que no pueden controlar su existencia en el mundo. Partiendo de esta consideración, no se puede obviar la categoría “vida cotidiana”, que de acuerdo a aquellos autores, es de donde parte la realidad.
     En tanto, la vida cotidiana supone comprender todos aquellos hechos sociales que forman parte del proceso de socialización e interacción social y algunos aspectos que dan cuenta de ello son la rutina, el mundo subjetivo e intersubjetivo, así como el tiempo y espacio.
     La construcción de lo social se entiende a partir de dos grandes consideraciones teóricas: la institucionalización y la legitimación. En cuanto a la institucionalización, entender que la sociedad impone valores, creencias y dicta roles o estereotipos sociales, fijando pautas del comportamiento que se espera de los individuos, de las instituciones, entre otros. En este sentido, la legitimación se concibe como esa aceptación  de tales reglas y valores, y además, como la producción de nuevos significados instalados en la conciencia colectiva desde los cuales se cuestiona o se producen apegos a lo que dicta la sociedad.
     Los niveles de legitimación suponen aquellos estadios cognitivos desde los cuales se comprende el hecho social. Desde lo preteórico se considera esa realidad subjetiva inmediata. Por su parte, el nivel teórico, fomenta normas y es toda aquella explicación que se da desde el sistema de creencias y valores como por ejemplo, los proverbios, leyendas, mitos, tradiciones). En el nivel de teorías explícitas, se conciben todos aquellos constructos teóricos desde los cuales se explica el “mundo de la vida” del que habla Alfred Schûtz, todo ese entramado simbólico, aquella realidad inmediata. Y finalmente, el nivel de universos simbólicos, que supone todas aquellas formas de pensar al mundo, bien sea desde la religión, las ideologías, entre otros.