ROL
EN EL COLECTIVO SOCIAL
Se refiere al conjunto de normas,
comportamientos y derechos definidos social y culturalmente que se esperan que
una persona (actor social) cumpla o ejerza de acuerdo a su estatus social
adquirido o atribuido. En todo grupo hay miembros de diversos status, unos de
rango superior y otros de rango inferior y a cada status corresponde un rol, es
decir, un determinado comportamiento en presencia de otros. Así pues, el rol es
la forma en que un status concreto tiene que ser aceptado y desempeñado por el
titular.
Algunos status conceden al titular ciertas
inmunidades al desempeñar el rol, como por ejemplo, al enajenado mental se le
permiten comportamientos que no se les permiten a otras personas. Si el
individuo no desempeña su rol de la forma esperada, puede tener riesgo de
exponerse a sanciones.
También refiere al conjunto de
expectativas que comparten los miembros de un grupo en relación con el
comportamiento de una persona que ocupa una determinada posición dentro del mismo
grupo. En otros términos, "el rol social da cuenta de cualquier conjunto
de conductas y comportamientos que una persona exhibe de modo característico
dentro de un grupo" (Hare, 1962, p. 156).
Juego o set de roles (del inglés role set)
se refiere al repertorio de relaciones funcionales que una persona establece y
representa con otros actores sociales en situaciones determinadas. Una persona
puede ser un empleado de una tienda, capitán del equipo de fútbol del barrio,
compañero de trabajo y padre y todo eso serían funciones sociales.
Formas de caracterizar el rol social
serían:
- El rol social es aquella pauta de
comportamientos esperados de alguien que ocupa una posición determinada dentro
del grupo. Confirma o no las expectativas que se tienen al respecto.
- Un rol social refiere a un conjunto de
actividades concretas y necesarias para poder desempeñar un específico y
concreto cometido social.
- El rol social consiste, justamente, en una
serie de acciones específicas, diferentes y estrechamente vinculadas a cada rol
social que interpretamos.
- Cumplir un rol social supone comportarse y
asumirlo según los patrones, las pautas o las normas determinadas y asociadas
exclusivamente a él.
La
experiencia personal es muy importante al ir definiendo, poco a poco, nuestro
propio e intransferible rol social; no obstante, existen también algunas
fuentes de donde obtenemos información sobre el modo de ir conformando nuestro
repertorio de roles. Dichas fuentes son esos famosos agentes sociales:
1. La escuela.
2. La familia.
3. Los medios de comunicación.
4. El contexto laboral.
Importancia de los Roles en la Vida
Social
Resulta evidente que, para la dinámica de
grupos, la cuestión del rol social adquiera mucha importancia, no sólo porque
sea la consecuencia del lugar que una persona ocupa en el interior del grupo,
sino también porque este tema sugiere conceptos que no sólo son interesantes
para la psicología, sino que lo son también para la sociología de las
organizaciones, como, por ejemplo, el tema del liderazgo.
Por esa razón no podemos quedarnos
únicamente con la idea de que el rol social se limite a aquellas pautas que
orientan nuestro comportamiento, o al conjunto de conductas que se contempla de
un rol específico. Es verdad que hace referencia a eso, pero también es
necesario considerar que el rol social contempla lo siguiente:
- La movilización de un repertorio de
comportamientos.
- Una manera particular de relacionarnos.
- El uso y utilización de un lenguaje concreto.
- La incorporación de unos determinados
hábitos.
Lo
anterior es verdad e incluso podemos afirmar que constituye la base del
entendimiento de lo que significa el rol social para una disciplina como la
psicología. Pero, no obstante, el rol
social además implica:
- Hacer el rol cada vez más propio para quien
lo ejecuta.
- Apropiarlo con las propias palabras de quien
lo ejecuta.
- También significa consolidarlo y
visualizarlo en las relaciones.
Lo que queremos decir con lo anterior es
que el rol social se elabora, se experimenta y se apropia. En otras palabras,
los roles, una vez que nos los ponemos encima, los hacemos nuestros, nos los
apropiamos y los ejecutamos como creemos que es mejor. Con todo esto y por lo
demás, queremos afirmar aquí que los roles sociales son construidos y
constructores.
El rol social configura a quien lo ejecuta
así como el rol que ejecuta. Lo cual explica por qué actuamos de diferente
forma en un mismo rol o cómo un rol es ejecutado de distinta manera por diferentes
personas. Cada uno/a ha realizado su propia construcción de algo que ya estaba
construido en la sociedad. Por ello pueden existir roles autoritarios,
participativos, etc., en diferentes magnitudes.
El párrafo anterior constituye una visión
claramente psicosocial del concepto de rol social, ya que deja de lado la idea,
bastante común, de que un rol social sólo haga referencia a unas pautas que
guíen u orienten el comportamiento. Bien es cierto que ésa es la parte que se
encuentra más en la superficie y por tanto la que parece más evidente al
ejecutar un rol social. Pero debemos considerar que, una vez que ejecutamos un
rol, y a medida que lo vamos haciendo nuestro, éste nos permite relacionarnos
de una forma determinada con las demás personas. Asimismo, y tal y como apunta
Vázquez:
"...
asumir un rol implica hacerlo cada vez más propio, más nuestro. En otras
palabras, consolidarlo y hacerlo vivo en las relaciones. Los roles no comportan
sólo el desarrollar determinadas acciones sino que, simultáneamente, implican
la elaboración, la experiencia y la expresión de las emociones y actitudes
correspondientes. Es decir, son construidos, pero también son
constructores". (P. 34).
En la medida en la que representamos o
ejecutamos un rol social, pasamos a convertirnos en parte de dicha ejecución.
Pero en este apartado también debemos considerar una característica muy
particular de la situación: la que hace referencia al contexto de
interdependencia. Este contexto implica que, tal y como ya se apuntó anteriormente,
el rol social requiere de una situación social. Dicha situación social se crea
o se mantiene o incluso se perpetua o se transgrede y cambia en la medida en la
que un rol social se ejecute en relación con otro rol social. En este sentido,
el contexto de interdependencia quiere decir de reciprocidad:
-Un
padre o una madre requieren un/a hijo/a para ejecutar un rol y viceversa. Ambos
roles crean, entre otras cosas, una determinada relación paterno-filial.
-Un/a
profesor/a se complementan cuando ejecutan su rol frente a los/as alumnos/as,
creando con ello, por ejemplo, una situación de clase, bien autoritaria, bien
participativa, sumisa, etc., o como esos roles construyan su situación social.
La interacción social de los roles
contribuye no sólo a definir la situación social, sino que, al mismo tiempo,
permite definir los roles que entran en juego; por tanto, el rol social no
depende exclusivamente de la persona que lo ejecuta, ni tampoco del contexto en
concreto, sino que también requiere de la situación que entre todos los
elementos propician. Ésta es la razón por la que podemos afirmar que los roles
sociales son interdependientes.
PILARES
PARA LA DISCUSIÓN
1. CAMPO:
En la sociología de Pierre Bourdieu, un
campo es un espacio social de acción y de influencia en el que confluyen
relaciones sociales determinadas. Estas relaciones quedan definidas por la
posesión o producción de una forma específica de capital, propia del campo en
cuestión. Cada campo es en mayor o menor medida autónomo; la posición dominante
o dominada de los participantes en el interior del campo depende en algún grado
de las reglas específicas del mismo. El conjunto estructurado de los campos,
que incluye sus influencias recíprocas y las relaciones de dominación entre
ellos, define la estructura social.
Un campo es un sector determinado de la
actividad social (estructuras simbólicas); ejemplos específicos de campos
analizados por Bourdieu o sus discípulos han sido el arte, el sistema
educativo, los medios de comunicación de masas o el mercado de la vivienda.
En
cada uno de estos sectores, los individuos participantes desarrollan
actividades como por ejemplo la producción de obras de arte o la gestión de
galerías de arte, pero también la crítica artística, la visita a museos, las
conversaciones sobre arte o la posesión de objetos más o menos artísticos en las que ponen en juego los recursos de los
que disponen sus habilidades para hacer, entender o apreciar lo artístico,
buscando obtener los bienes que sólo este campo específico puede proveer.
La noción de campo está fundada sobre la
teoría marxista de que la sociedad está definida por la lucha de clases; aunque
se aparta en numerosos puntos cruciales del marxismo, Bourdieu
conserva el principio de que las divisiones sociales no son posiciones
continuas sobre una gradación numérica en que los ricos se distinguirían de los
pobres simplemente por poseer una mayor cantidad de dinero sino relaciones
estructuradas entre distintos roles en las actividades de producción,
distribución y consumo, que se determinan mutuamente. La forma específica de
esas determinaciones está dada por las reglas o principios del campo.
2. HABITUS:
Principio de generación y percepción
de las prácticas.
El concepto de habitus constituye en la
construcción teórica de Bourdieu una especie de bisagra, en la medida que:
"... permite articular lo individual y lo social, las estructuras internas
de la subjetividad y las estructuras sociales externas, y comprender que tanto
éstas como aquellas, lejos de ser extrañas por naturaleza y de excluirse
recíprocamente son, al contrario, dos estados de la misma realidad, de la misma
historia colectiva que se deposita y se inscribe a la vez e indisociablemente
en los cuerpos y en las cosas".
Podría decirse que el HABITUS se trata de
aquellas disposiciones a actuar, percibir, valorar, sentir, y pensar de una
cierta manera más que de otra, disposiciones que han sido interiorizadas por el
individuo en el curso de su historia. El habitus es pues, la historia hecha
cuerpo.
Producto de la historia, es lo social
incorporado - estructura estructurada - que se ha encarnado de manera durable
en el cuerpo, como una segunda naturaleza socialmente constituida. Como
interiorización de la exterioridad, el habitus hace posible la producción libre
de todos los pensamientos, acciones, percepciones expresiones, que están
inscriptas en los límites inherentes a las condiciones particulares - histórica
y socialmente situadas - de su producción.
El habitus es, por un lado, objetivación o
resultado de condiciones objetivas y, por otro, es capital, principio a partir
del cual el agente define su acción en las nuevas situaciones que se le
presentan, según las representaciones que tiene de las mismas. En este sentido,
puede decirse que el habitus es a la vez, posibilidad de invención y necesidad,
recurso y limitación.
Habitus
y práctica: el sentido de la práctica y la práctica como estrategia.
El sentido práctico implica el encuentro
entre un habitus y un campo social, es decir, entre la historia objetivada y la
historia incorporada. El sentido práctico tiene una lógica propia, que es
necesario aprehender para poder explicar y comprender las prácticas. La lógica
de la práctica es una lógica paradójica: lógica en sí, sin reflexión consciente
ni control lógico. Es irreversible, está ligada al tiempo del juego, a sus
urgencias, a su ritmo; está asociada a funciones práctica y no tiene intereses
formales: quien está inmerso en el juego se ajusta a lo que prevé, a lo que
anticipa, toma decisiones en función de las probabilidades objetivas que
aprecia global e instantáneamente, y lo hace en urgencia de la práctica."
(Bourdieu, P., 1980).
El habitus como sentido de juego, es juego
social incorporado, vuelto naturaleza. Al hablar de juego, Bourdieu se refiere
a una actividad regulada, que obedece a ciertas regularidades sin ser
necesariamente el producto de la obediencia a reglas. Para comprenderlo,
distingue diferentes significados del término regla. Uno de ellos se refiere a un
principio de tipo jurídico más o menos conscientemente producido y dominado por
los agentes, como las distintas normas que regulan los comportamientos
sociales, que constituyen el punto de partida de ciertas perspectivas de
análisis. Otro significado en cambio, alude a regularidades objetivas que se
imponen a todos aquellos que entran en un juego.
Dentro del contexto de este segundo
significado es que hay que entender la noción práctica en términos de
estrategia, como desarrollo activo de líneas objetivamente orientadas, que
obedecen a regularidades y forman configuraciones coherentes y socialmente
inteligibles.
El habitus constituye un sistema de
disposiciones durables, pero no inmutables. Mediante un análisis reflexivo de los
condicionantes objetivos de las propias prácticas, el agente social puede
permitirse trabajar para modificar sus percepciones y representaciones de los
condicionantes externos de sus prácticas y de ellas mismas y por lo tanto
elaborar estrategias diferentes de acción.
"El habitus que
es el principio generador de respuestas más o menos adaptadas a las exigencias
de un campo es el producto de toda la historia individual pero también, a
través de las experiencias formadoras de la primera infancia, de toda la
historia colectiva de la familia y de la clase" (Bourdieu, 1988).
3.
POSICION:
Teniendo en cuenta que un campo social es
un espacio estructurado en posiciones, por POSICION podría definirse como el
lugar ocupado en cada campo en relación con el capital específico que allí está
en juego. Estas posiciones no hacen referencia a lugares funcionalmente
definidos en las organizaciones, por lo tanto no suponen necesariamente la
existencia de una organización formal. Estas posiciones son relativas e implican
la puesta en marcha de un pensamiento relacional. Cada una se define en
relación a las demás posiciones que constituyen un campo específico y por lo
tanto el hacer referencia a una determinada posición implica siempre la
referencia al sistema de relaciones en el cual está inserta. La referencia a dicho sistema supone el
análisis sincrónico (posiciones y relaciones entre posiciones en un momento
histórico determinado) y diacrónico (las definiciones y redefiniciones de las
posiciones en la trayectoria del campo).
Dichas relaciones son básicamente
relaciones de poder, relaciones de dominación-dependencia, que se establecen
entre los agentes que entran en competencia y en lucha por el capital que se
disputa en cada campo. Estas relaciones de fuerza se establecen entre
posiciones sociales y no entre individuos.
En este sentido, aparece claro que un
primer principio de estructuración de prácticas sociales está constituido por
la posición ocupada. Puede decirse entonces que la toma de posición depende de
la posición que se ocupa y que los puntos de vista son vistas tomadas a partir
de un punto.
En realidad el espacio social es un
espacio pluridimensional, un conjunto de campos relativamente autónomos, es
decir, más o menos fuerte y directamente subordinados en su funcionamiento y
sus transformaciones al campo de la producción económica, en el interior de
cada uno de los subespacios, los ocupantes de las posiciones dominantes y los
de las posiciones dominadas se comprometen constantemente en la lucha de
diferentes formas (sin constituirse necesariamente por eso como grupos
antagónicos). (Bourdieu, P. 1985).
Sin agotar un análisis de la diversidad de
posiciones que se pueden dar en las organizaciones sociales, J.R. Nebot
distingue las siguientes: Central, bisagra, lateral, cerrojo.
La posición central, es la concebida por
la autoridad. Es el lugar por excelencia de lo que convoca e invoca, a su vez
es la que regula los principios de equivalencia. Dentro del sistema su fuerza
es la ley, la que a partir de su rúbrica permite el agenciamiento de lo
instituido en el terreno institucional. Es la posición central la de mayor
impacto en el imaginario social.
La característica de la posición central
es su universalización creciente en los sistemas organizacionales: de
características piramidales y la relación de vertical y horizontal que provoca
en los ámbitos grupales e institucionales.
La posición lateral, funciona en los
intersticios de las instituciones, corredores, boliches, los efectos colusivos
y de complicidades se dan, en estos espacios. Producen mucho poder o fuerza en
el sentido de la construcción de un sistema de complicidades múltiples que se
agencia en los colectivos. No respeta jerarquías, ni instituidos y fueron
descriptos por Foucault como una serie compleja de ilegalismos, normas, hábitos
y usos de costumbres fácticas en lo que se ha llamado como cultura
organizacional. Lugar de vínculos de cargas y descargas libidinales, su
agenciamiento básico es el poder de lo fáctico. En cualquier análisis más o
menos profundo de la dinámica de toma de decisiones esta posición aparece
irremediablemente. Sus características esenciales son: la velocidad de acción,
inmediatez, en el sentido práctico, en lo discursivo es la queja - como dispositivo
semiótico de control- el chisme y el rumor.
El accionamiento de esta posición genera
efectos de alta transversalidad, e introduce una dimensión de lógicas prácticas
que puede llevar en algunos casos a abrumar al colectivo. En otros aspectos colinda
con la transgresión, con el armado del secreto y la conspiración.
La posición bisagra, su característica
básica es la regulación de campos de lógicas de producción disimiles. Su
relación de poder es la resultante de la colisión de fuerzas diferentes. Su
articulación esencial es la representatividad. Los agentes, o grupos que asumen
dicha posición se caracterizan por el lugar de representación al interno de
todo colectivo, pero al articular formas diferenciadas de producción, sin
quererlo el dispositivo les adjudica la función de determinación, de la
hegemonía de fuerzas. De allí la fenomenología de la posición, es el negociador
nato. La negociación es el producto de la medición del eje de fuerza, esto es,
es una resultante. La resultante no quiere decir síntesis. En el campo
institucional no hay síntesis. Por lo contrario hay hegemonías e imposiciones
de fuerza, y la posición bisagra determina el estilo de dicha imposición y
diseña el campo de estrategias fácticas en el terreno institucional.
En
la posición cerrojo nos encontramos con la característica de que regula un
quantum de energía de fuerza que desarrolla el dispositivo. Esto es, marca una
frontera, limita, designa entradas y salidas, establece controles de calidad,
maneja ingresos y egresos. Por su accionar permite dar cuenta del grado de
transversalidad del dispositivo. Funciona como fusible en situaciones de
crisis, y generalmente, es un mediador y filtro de la demanda institucional a
la posición central. Está ligado al desarrollo de estrategias económicas y
financieras de consecución de bienes materiales y fácticos. El cerrojo es
muchas veces el vigilante del proyecto institucional. Establece en la mayoría
de los casos un panóptico en lo interno de los agrupamientos humanos.
Ahora bien, las cuatro posiciones se
relacionan en un campo especifico, se complementan o divergen entre sí. No
coinciden en la mayoría de los casos - con ningún organigrama- sino que son
móviles y los sujetos dentro del colectivo pueden asumir diferentes posiciones.
Si éstas se cristalizan estamos en presencia de un mecanismo o dispositivo
rígido, que denominamos aparato a semejanza de lo que podríamos llamar roles.
Los aparatos son posicionamientos estereotipados, con escasa o nula
transversalidad, en el terreno empírico.
El concepto de posición nos permite
diseñar un mapa de poder, su relacionamiento y articulación de fuerzas. Los
agentes sociales asumiendo las posiciones, se "posicionan", es desde
allí que precipitan actos y discursos, diferenciados.
Problemas de intervención social.
Cuando la omnipotencia del rol es superada
por la complejidad de las demandas de acción. Tradicionalmente, los
profesionales intervienen en el espacio social - incluidos los trabajadores
sociales- ya sea para implementar programas o proyectos generados por las políticas
públicas o para desarrollar sus trabajos y acciones institucionales.
Generalmente esta intervención, sin excepción de personas o diferencias
teóricas, se realiza desde el supuesto de que las poblaciones con las que se
trabaja son el objeto de intervención.
Así desde el paradigma clásico de las
diferentes disciplinas de las Ciencias Humanas y Sociales la intervención se
planifica a partir de un diagnóstico estático, externo y aéreo que muestra sólo
la dimensión enferma o carente de una población y alimenta la ilusión de que el
saber científico y académico es la única posibilidad de resolver estos
problemas. Desde la perspectiva de las redes sociales la intervención en el
espacio social es concebida de manera diferente.
En principio, y siguiendo a Bourdieu, se
considera que el espacio social está conformado por diferentes campos sociales
que se presentan como sistemas de posiciones y de relaciones entre estas
posiciones. Estas posiciones son relativas e implican la puesta en marcha de un
pensamiento relacional. En este sentido, aparece claro que un primer principio
de estructuración de prácticas sociales está constituido por la posición
ocupada. Puede decirse entonces que la
toma de posición depende de la posición que se ocupa y que los puntos de vista
son vistas tomadas a partir de un punto. Esta consideración es importante, ya
que plantea dos aspectos fundamentales de la perspectiva desde las redes
sociales. Por un lado, al concebir el espacio social como un entramado de
relaciones que conforman diversos y heterogéneos sistemas dinámicos y no como
algo estático y cuadriculado desde fuera, "existe la posibilidad de
generar acciones que permitan mantener, ampliar o crear alternativas deseables
para los miembros de los colectivos sociales participantes y además cuanto más
se abran esas alternativas, más verán los miembros de esas organizaciones
sociales que la experiencia de una intervención contribuye a la construcción
solidaria de su "red" y más se verán a sí mismos como participantes
reflexivos y no como el "objeto social"
de una "masa humana". Desde la perspectiva de las redes sociales, un
diagnóstico es un plan de acción sobre la problemática por resolver y que
obviamente ya incluye el estudio de la situación social que la contiene.
Por otro lado, el tema de concebir el
espacio social como un sistema de posiciones relativas y dinámicas y no de
individuos ubicados jerárquicamente en una estructura social estática, permite
cuestionar "la posición" hegemónica, tradicional del profesional en
el proceso de intervención. En este sentido, la perspectiva desde las redes
sociales incluye el concepto desarrollado por la cibernética de segundo orden y
aplicado a las ciencias sociales por el filósofo alemán H. Von Foerster de lo
que se ha denominado "sistemas observantes" en contraposición al
concepto de "sistemas observados" propuesto por el paradigma racional
- cartesiano. La noción de sistemas observantes permite pensar en la interacción
entre el que supuestamente "observa" y el que supuestamente es
"observado" lo cual permite la generación de propuestas desde puntos
de vistas Estos dos aspectos de la intervención desde la perspectiva de las
redes sociales nos permite plantear lo siguiente:
Alternativas que permiten resoluciones
originales de problemas.
Toda intervención en un sistema social pasa a formar parte de una historia que
ya está en curso, que ya empezó, que no comienza cuando nosotros llegamos a
intervenir. No es nuestra intervención en el sistema la que genera al sistema.
Parecen ilustrar lo antedicho las palabras de W. Barnett Pearce al plantear que
" el mundo social consiste en actividades. Nacemos y nos incluimos en
pautas de interacción social semejantes a juegos que nosotros no hemos iniciado.
Los escuchamos, comenzamos a sentirnos poderosamente involucrados, aprovechamos
la oportunidad de participar, y al fin partimos, pero las conversaciones
siguen. Creo que esa es la sustancia del mundo social.
- El que interviene no es un ser abstracto con
posibilidades de observación objetivas. La misma condición se aplica a todos
los participantes del sistema, aunque las jerarquías diversas generadas en el
curso de la organización formal del mismo puedan terminar acallando esa
condición ética esencial de todo participante: el ser poseedor de una voz
singular, única, irremplazable.
Pensando específicamente en el
"rol" del trabajador social, se parte de la creencia de un mejor
desempeño de los equipos interdisciplinarios que de las intervenciones
realizadas por profesionales aislados, ya que junto con la perspectiva de los
demás agentes, incluidos los que demandan del ejercicio profesional,
posibilitan cooperar en abordajes más integrales de la Cuestión Social, como
así también, a una mayor contribución al fortalecimiento de la Sociedad Civil. Lo
propuesto anteriormente no significa en absoluto la creencia de que todos los
saberes, conocimientos y habilidades son iguales en el sentido llano del
término, sino que justamente su diversidad junto con el respeto hacia los demás
y un compromiso para desarrollar la acción, enriquecen y favorecen las
prácticas sociales y la producción de subjetividad de los hombres/mujeres.
Es decir que la noción de "Rol"
desde la perspectiva de las redes sociales no existe como construcción a priori
a la intervención. Es en dicho proceso que vamos construyendo posicionamientos
que no son ni rígidos, ni puros sino que son flexibles y con matices diferentes
de acuerdo a la demanda en el momento y lugar determinado por la problemática en
juego.
La noción de práctica es preciso
comprenderla en términos de estrategias, como desarrollo activo de líneas
objetivamente orientadas que obedecen a regularidades y forman configuraciones
coherentes y socialmente inteligibles. Es a partir del análisis de los
condicionamientos objetivos del campo y del análisis de la demanda que el
trabajador social debe construir estrategias relacionales de acción. Éstas sí pueden
ser educativas, promocionales, asistenciales, sin que impliquen la cristalización
en un rol específico y predeterminado.
REFERENCIA
BIBLIOGRÁFICA
Vázquez, F. (1997).
Objetivos y medios en la investigación psicosocial. Documento de trabajo Unidad
de Psicología Social. Universidad Autónoma de Barcelona.
Reflexión
La sociedad cumple un papel trascendental en
el desenvolvimiento de un individuo. Cada acción llevada a cabo por el mismo,
determina su posición u status que debe cumplir en este sistema tan complejo
para los seres humanos, donde dependiendo de sus habilidades, destrezas,
aptitudes y experiencias van modificando su enseñanza y aprendizaje sobre cada
vivencia y sus consecuencias. El hombre forma parte fundamental en su entorno
social, partiendo de su formación educativa, cultural y laboral entre otros
factores el hombre puede vivir y adaptarse a cualquier ambiente. La familia es
la matriz de cualquier sociedad siendo la primera que imparte educación,
asumiendo reglas y conductas impuestas y aprendidas por medio de los padres que
se convierten en el ejemplo a seguir. Por ello, se dice que la familia es un
núcleo universal, acompañado también de la escuela que es la que refuerza y
complementa los conocimientos aprendidos por el hombre dentro de su ambiente
familiar, moldeando todas aquellas conductas que detone mejor su desarrollo,
siguiendo del mismo modo normas obligatorias para la consolidación en su
sociedad.
El
rol social que desempeña el individuo, origina una temática que posiciona su
espacio de líder ante una sociedad dentro
de su ámbito geográfico y la influencia que este tiene en cada momento de su
vida diaria, siempre y cuando éste siga las normas que exige su comunidad de lo
contrario será juzgado como alguien no grato perdiendo su status y armonía
social.
Un individuo con una estabilidad en la
sociedad será más productivo y próspero, llevara mejor la batuta de líder donde
aplicara sus conocimientos y aprendizajes a un nivel superior. Un papel
protagónico en la sociedad humana
requiere de seguir diferentes elementos que ayuden a entender las situaciones vividas
y requeridas para encajar en la sociedad. Considerando que la configuración de los
procesos e interacciones sociales está dada por todo el sistema de
pautas-normas-valores y reglas establecidas social y culturalmente por la
sociedad. Justamente, al respecto nos refieren Peter Berger y Thomas Luckman en
su propuesta teórica “La construcción social de la realidad”, que la realidad
se construye socialmente. Por tanto, se concibe como aquellos fenómenos que son
externos a los sujetos, es decir, que no pueden controlar su existencia en el
mundo. Partiendo de esta consideración, no se puede obviar la categoría “vida
cotidiana”, que de acuerdo a aquellos autores, es de donde parte la realidad.
En tanto, la vida cotidiana supone
comprender todos aquellos hechos sociales que forman parte del proceso de
socialización e interacción social y algunos aspectos que dan cuenta de ello son
la rutina, el mundo subjetivo e intersubjetivo, así como el tiempo y espacio.
La construcción de lo social se entiende a
partir de dos grandes consideraciones teóricas: la institucionalización y la
legitimación. En cuanto a la institucionalización, entender que la sociedad
impone valores, creencias y dicta roles o estereotipos sociales, fijando pautas
del comportamiento que se espera de los individuos, de las instituciones, entre
otros. En este sentido, la legitimación se concibe como esa aceptación de tales reglas y valores, y además, como la
producción de nuevos significados instalados en la conciencia colectiva desde
los cuales se cuestiona o se producen apegos a lo que dicta la sociedad.
Los niveles de legitimación suponen
aquellos estadios cognitivos desde los cuales se comprende el hecho social.
Desde lo preteórico se considera esa realidad subjetiva inmediata. Por su
parte, el nivel teórico, fomenta normas y es toda aquella explicación que se da
desde el sistema de creencias y valores como por ejemplo, los proverbios,
leyendas, mitos, tradiciones). En el nivel de teorías explícitas, se conciben
todos aquellos constructos teóricos desde los cuales se explica el “mundo de la
vida” del que habla Alfred Schûtz, todo ese entramado simbólico, aquella
realidad inmediata. Y finalmente, el nivel de universos simbólicos, que supone
todas aquellas formas de pensar al mundo, bien sea desde la religión, las
ideologías, entre otros.